lunes, 15 de octubre de 2012

Las chicas sin suerte.

Las chicas sin suerte siempre somos espectadoras, nunca protagonistas. Pero ser espectador o protagonista depende solo de una decisión.
A las chicas sin suerte nunca nos dan un protagónico, siempre somos nosotras las que tenemos que ir, pararnos en el centro del escenario, debajo de la luz, y decir “acá estoy”.
Las chicas sin suerte vivimos lamentándonos por lo que nos tocó en suerte. Pero cuando 

nos revelamos, cuando agarramos el toro por las astas, algo empieza a cambiar.
Las chicas sin suerte creemos que somos como una balsa en el mar, a la deriva. Pero podemos nadar, podemos patalear, remar… está bien, tenemos que remar mucho, sí, pero remado llegamos a donde nosotros queremos, no a donde el mar nos lleva. Ya no necesitamos la suerte, porque la suerte la hacemos nosotras.


Las chicas sin suerte nunca somos amadas. Y como no somos amadas las chicas sin suerte tenemos que hacer algo para que nos amen.
Para las chicas sin suerte ser amadas es un trabajo, un esfuerzo.
La suerte de la fea la linda la desea. Pero la fea no tiene suerte, tiene actitud, ella sabe hacer su propia suerte.


Porque es así, los que no tenemos suerte tenemos que ser prepotentes, estirar la mano y agarrar lo que la vida nos mesquina.

miércoles, 3 de octubre de 2012

"Lo moderno"

¿Qué ha pasado? Que los chupetes se convierten en cigarros, el agua en vodka, las bicicletas en coches, los besos en sexo. Te acuerdas cuando volar significaba columpiarse muy muy rápido? Cuando "protección" significaba utilizar casco al ir en bicicleta? Cuando lo peor que podías recibir de una persona eran piojos? Cuando sólo amábamos a nuestros padres? Los hombros del padre eran el lugar más alt
o del mundo y madre era una heroína. Tu peor enemigo era tu hermano, los problemas de velocidad eran causados por quién corría más rápido. "Guerra" era sólo un juego y la única droga que conocías era el remedio para la tos. El dolor más fuerte que podías oír era el de tus rodillas raspadas y "adiós" significaba sólo hasta mañana. Todo esto era el mejor del mundo, pero no pudimos esperar a crecer.